Malacología Precortesiana
Resumo
Cuando el hombre aún no soñaba con fabricar objetos de alfarería, usó los recipientes naturales que recolectaba en las playas; de esta manera, las conchas de las bivalvos fueron sus primeros platos y tazas.
La voz humana no siempre tiene el volumen suficiente para hacerse oír a gran distancia. Con el objeto de darle mayor alcance y especial dirección, fueron seguramente usadas las manos, acoplándolas en forma de bóveda frente a la boca. Pero los instrumentos sonoros suplen con ventaja a la voz natural; solo que la invención y la fabricación de tales instrumentos habría de ser muy posterior, ya en épocas de civilización adelantada; sin embargo, la pródiga naturaleza los tenía de antemano hechos, necesitándose únicamente adaptarlos y usarlos para la producción de reclamos sonoros y señales a distancia. Entre los primitivos instrumentos musicales se encuentran los de origen animal: caracoles, los cuernos huecos de los bóvidos y las diáfisis de los huesos largos, ahuecadas y perforadas a trechos. Los aztecas usaban con esta finalidad los caracoles que llamaban quiquiztli, tecciztli y atecocolli. Previamente habían sido identificadas dentro de la sistemática zoológica dos especies de moluscos gasterópodos transformadas en trompetas: Strombus gigas y Fasciolaria gigantea; nosotros pudimos reconocer en las colecciones del Museo Nacional de Antropología, gracias a las facilidades que nos brindó su Director, el doctor David F. Rubín de la Borbolla, a quien estamos profundamente agradecidos, siete diferentes especies de caracoles transformados en “caracolas” o instrumentos sonoros; ellas son además de las dos arriba mencionadas las siguientes, Turbinella scolymus, Tonna galea, Charonía tritonis nobilis, Phyllonotus bicolor y Voluta sp.